primero es disponer de dos ejemplares como «maestros». Estos, en sus notas básicas, se complementarán, o sea, que si uno en su repertorio no tiene «cascabeles» u otras notas, el otro las tendrá como básicas. Entonces la suma de los dos será un rico repertorio, en cuanto a planilla se refiere.
El primer «maestro» es fundamental e imprescindible que tenga buena voz o tono, terminando la mayoría de las partidas (conjunto de notas) en «cheu o chio», ya que es casi obligado que empiece a cantar con «tibali o tiboli», pues marías todos hacen.
El segundo «maestro» es el complemento del primero. Donde falle aquél, éste tendrá las notas como de rutina. Es preferible que los dos «maestros», en caso de tener algún defecto, sea el mismo, porque les garantizo que los noveles, a la hora de asimilar el canto, lo primero que captan es «lo malo». Hay que tener una gran habilidad y un poco de suerte para que los educadores canten en las fechas que nosotros deseamos; por eso, no hay que explotar estos ejemplares de concurso en concurso.
El local para educar los noveles, cuanto más reducido, mucho mejor. El «maestro» se colocará debajo de los noveles. El número idóneo de noveles por «maestro» puede llegar a 15 ejemplares; contando luego las bajas, se quedarán en una docena.
A menos ejemplares, siempre predominará más el canto del «educador» y menos castigo percibirá éste de los noveles; por lo tanto, más impondrá su canto al conjunto.
La elección de ejemplares será contundente. Rechazaremos cualquier ejemplar enfermo o con la pechuga muy delgada. Hay que seleccionar los más bien proporcionados y vigorosos.
En principio podemos enjaular una veintena de ejemplares; los tendremos de veinte a veinticinco días en observación; los que no coman bien o no sepan estar en la jaula, los quitaremos, dejando unos 15.
Una vez pasado este período de tiempo, los taparemos. No pasa nada si, al principio, los ejemplares están un mes (julio o agosto) sin «maestro». En el mes de noviembre, en un lugar cálido, pondremos el segundo «maestro», que, al mes de estar con los noveles, a éstos los podremos destapar. El «maestro» estará todo el invierno con los noveles; a la llegada de la primavera no quedarán más ejemplares que los mejores noveles seleccionados, los cuales estarán permanentemente con los dos «maestros».
Si algún ejemplar, que canta bien, hace dos «cheus», lo separaremos del resto. Lo tendremos solo en un lugar tranquilo. En la primera muda puede mejorar, pues muchos en el celo hacen dos «cheus», que dejan cuando se aflojan.